lunes, 15 de noviembre de 2010

Carta abstracta a la musa de mi pasado


“En las historias de amor, no hay siempre amor.  A veces no hay ningún te quiero. Y sin embargo queremos”
“Tardes con margaritte” 
Marie-Sabine Roger

Quizás algún día nos fundamos en el espacio que se creaba entre nosotros. Y solo en ese momento volvamos a ser como antes. Quizás ese momento sea tan extenso como una vida de felicidad o tal vez tan efímero como un pestañeo.
Después de haber derramado tantas lágrimas por esa distancia, que no existía pero que estaba igual podremos cambiarle el significado a algo tan doloroso como nuestra indiferencia?. O la mía, porque mis lágrimas se reprimían, se mantenían escondidas y amenazaban con salir con cada respiro. Las tuyas brotaban normalmente y yo me enojaba. Hoy entendes que no podía. No podía dejar que me vieras así. Tenía que ser el fuerte.
Y todo se transformó en algo que no defino que era. Y todo se hizo color sepia como las fotos antiguas. Y vos ya no estabas, yo no quería estar. No lo podía aceptar, era egoísta. Aun lo soy, por eso escribo esto y no te lo digo a la cara. Sé que tus lágrimas van a brotar como siempre y esta vez… ya no soy fuerte. No con vos. Eso me hace hacer esto, cada vez que me acuerdo de tu rostro, de tus ojos. Cada vez que veo un dibujo tuyo, lloro. Creo que es la primera vez que lo asumo. Y eso te va a dar risa, y me vas a decir que vos sabias que yo tenía sentimientos, a pesar de que me dijera a mí mismo lo contrario.

Esto me paso al ver tu rostro, la cantidad de cosas que despertaste en mí. Eras mi musa inspiradora.
Creo que va a pasar mucho tiempo hasta que vuelva a crear así de fácil. Y no era el amor, cuando esto pasó hacía mucho tiempo que ya se había ido. Solo era un querer con todo el sentimiento que podemos darle a la palabra.
 


Yo te abrace y te dije que no digas nada, que no hacía falta. Y esa tarde nació de la nada algo que no me esperaba. Algo nuevo y tan abstracto como lo que había entre nosotros.














 
Una madrugada, en el estado en que estabas, decidí decírtelo e irme. Quería que sepas que tu mirada me acompañaba y lo sigue haciendo. Que en el comienzo de mi viaje estabas como cual ángel de la guarda en cada paso que daba. Ese fue el momento más abstracto de todos. Ya no había un vos y un yo, éramos maniquíes del mundo, siluetas.  En eso me convertí.
  
 
  
“El maniquí, un símbolo del hombre sin sexo, sin historia, sin futuro. Sin prejuicios, sentimientos o companía. Solo en el mundo.”
Giorgio De Chirico


Había contado que me sentía fuera de mí mismo y con falta de inspiración. No podía pintar ni dibujar. Comencé a ver algunas obras mías algo viejas pero que tenían una razón, una historia. Algo detrás, como vos en off, decía su propósito en esta vida. Reconozco que no es lo que mejor  que hice pero si a lo que más sentimiento le puse. No los cree para que sean lindos, solo para plasmar un sentimiento que estuvo y desapareció en un proceso largo y ya lejano.

3 comentarios:

  1. Leyéndote cuesta creer que ya no exista ese sentimiento, más bien parece que nunca se fue y que se empeña en recordarte que está ahí... que aunque haya pasado por distintas etapas, los vaivenes no han hecho desaparecer su esencia, sólo ha cambiado ligeramente su perfume...

    Un beso

    ResponderEliminar
  2. Es tan bonito lo que escribes como las cosas que se sienten pero no se dicen. No es fácil olvidar, yo dudo que olvide a alguien que a pasado por mi vida y con sus pequeños detalles la ha marcado.
    Un beso grande!

    ResponderEliminar
  3. Puf... me encanta todo lo que escribes. ¿Olvidar? Eso es algo prácticamente imposible. No digo que lo sea del todo, mucha gente afortunada lo consigue. Me encanta como te expresas! Te sigo, es precioso tu blog.
    muak!

    ResponderEliminar