jueves, 7 de julio de 2011

La entrada al infierno

La pluma negra se hundió en el inmenso mar hecho de recuerdos grabados en las almas consumidas.

No era de nadie.

Quizás de las sombras que lo abrazaron y lo hicieron uno de ellos. Ese fue el contrato.

No sería de nadie, tampoco de la luz quien todo destruye sin sentarse a contemplar.

Pero al hundirse cada vez más profundo, el fiel sirviente fue quien estiro sus oscuros brazos, ya no eran de hombre ni de mujer, y cometió un acto de desesperación…

Fue tarde. Eran iguales… su amo y su sirviente eran de la misma estirpe.

Para toda la eternidad había dicho el. Hasta que me permitas consumir tu alma, pensó el viejo demonio.

Para toda la eternidad… ya no había alma que consumir.

Acabo de quedarme medio siego de un ojo así que estoy tratando de escribir esto como puedo. Tengo mucho que contarles. Pasó mucho desde la última vez que decidí sentarme acá mismo y escribir.

Mi trabajo, que como sabrán soy maestro de arte en primaria, se convirtió en una carga a tal punto de querer renunciar y casi hacerlo hasta hace dos días.

Empecé hace casi un mes en una escuela, la misma en la que trabaja mi hermana, donde tan solo al entrar la mala onda se respira como aire denso. Las miradas son de desprecio y la gente se odia como si se tratara de una guerra. Para colmo yo caigo dentro de los odiados gracias a que la gente que no quiere a mi hermana tampoco me quiere a mí. Conste que hablo de gente grande, es decir de personas de 35 años para arriba en su mayoría, gente que se comporta como los niños a los que educan.

Quizás exagero, no cuando hablo de esas personas, pero si con generalizar. La verdad encontré personas hermosas con las que me llevo muy bien y agradezco.

El porqué de querer renunciar viene a esa mala onda y como se maltrata a los maestros desde los directivos. He llegado a decir que si están todos histéricos que se consigan quien les dé una alegría o básicamente se las coja! Pero bueno… un día decidí ir a constar mi baja, no sería renuncia porque era el momento en el que yo decidía continuar en reemplazo de la persona que estaba enferma o irme. Sorpresa la mía fue cuando me dijeron en ese momento que el trabajo era mío definitivamente, al menos por este año, porque la otra persona había renunciado. Tuve que decir que si e irme no podía desperdiciar trabajo seguro por todo el año y hasta con vacaciones pagas, las cuales empiezo en una semana.

Fue hoy también que conseguí otro trabajo también hasta el año que viene por lo menos. Es decir que cueste lo que cueste tendré que aguantar. Necesito el dinero más si quiero irme de mi casa a vivir solo.

Ya les voy a contar otras cositas que me fueron pasando, pero si les digo todo de golpe no solo sería larguísimo y aburrido si no que ya no tendría nada más que decir.

La próxima sigo con las desventuras de Joe en la escuela del infierno (como dicen las propias maestras del lugar, en lo personal creo haber vislumbrado a la entrada una escritura tallada que dice “Abandone toda esperanza el que hoce entrar aquí”)

Beso a todos!