domingo, 21 de noviembre de 2010

Buenas noticias para la gente a la que le gustan las malas noticias


Me di la vuelta y les dije:

 ¡¡¡Que les importa!!!
¡Yo de mi vida hago lo que quiero! 


 Cerré la puerta de un golpe tan profundo como el desprecio que sentía en ese momento.
¿Por qué es tan difícil entender que no soy como ellos, ni tampoco como los otros?, solo soy yo. Como soy.
Me sumergí en un sueño profundo en el que solo había una línea horizonte, paredes y un suelo de un blanco incandescente, pero además,  solo una persona a mi lado.
Ella era de piel tan oscura como la noche y de unos ojos verdes brillantes…hermosos. Era de estatura mediana, flaca y con una cabellera larga en trenza. Era tan hermosa y tan diferente a mí que resaltaba demasiado en ese lugar desolado. Al segundo ella se hizo el, tan hermoso como antes. De cabello corto, alto como una montaña de cumbres nevadas y de ojos tan azules como los mares. Muy diferente a mí, nos hacía resaltar ante ese vacío insuperable.
El espacio cambio, de pronto un fondo de montaña (tan altas como el), mares inmensamente azules (como el color de sus ojos llenos de esperanza) y el marrón escuro de la tierra (como su pelo) Lo hicieron perderse  a la vista. ¿Ya no estaba? ¿O solo yo me lo había imaginado, tan perfecto, tan diferente a quien era yo o se camuflaba en esa imagen hipnótica del fondo?
El lugar volvió a como era antes, blanco enceguecedor, con solo una línea horizonte que nos mostraba donde debíamos estar. Poco a poco su color se desvanecía. Se convirtió en una silueta, en un ser imposible. Blanco o transparente. Solo el contorno de su piel, como el dibujo de una historieta lo separaba del ambiente. Ya no era el, ni ella. Yo también, cambie. Me convertí en la misma situación inanimada en la que se había transformado.  ¿Por qué? ¿Qué pasaba?
Al final de todo esto, habíamos empezado siendo yo, ante ella, ante él. Frente a un vacío profundo y plano a la vez. Frente a colores iluminados y un paisaje hermoso. Ahora todo era blanco, primero el, luego yo. En ese momento eso que no era ni él ni ella desapareció, solo quede yo, de alguna manera sin forma. No era ni lo que había sido hace mucho tiempo, ni la figura descolorida de hace segundos. Simplemente ya no era.
La línea horizonte que ahora me delimitaba el camino, solo a mí, se difuminaba como si esto fuera la hoja borrador de un dibujante frustrado ante su creación. Borrando parte por parte, ser a ser, línea a línea. Me encontré flotando, ya no había un arriba o un bajo, solo un espacio totalmente imperfecto, tan vacío, inútil, descolorido e inmenso como antes. Ya nada separaba un más allá, todo era acá en este momento. No había nadie que me diga quién era, nadie con quien compararme. Con quien mimetizarme. Ahora era solo yo en un lugar que tampoco me daba cabida a ser yo mismo, porque después de esto ya no había un “yo”. ¿Acaso era alguien, era una persona, un ser, un ente? ¿O ya era una parte del espacio mismo?
Un ente que se pierde en el espacio, que es igual a él, imposible, impenetrable, profundo y plano, real  e insólito. Calmo, tan calmo que era insoportable.
¿Este es el mundo de soledad al que somos confinados los que no queremos ser como los demás? ¿Esto es que nos depara a las personas que no usamos a los demás para ser mejores, o diferentes?
¿Esto significa que sin los demás, aquellos a quienes tanto repudiamos y amamos, no somos nada. Solo espacio?
¿Esto es el lugar infinito pero escaso de posibilidades que se contrapone al caos en el que vivimos siempre?
Me desperté en el mismo lugar donde había comenzado el sueño. Solo pensaba…
No hay lugar para quien yo quiera ser.  Solo importa lo que los demás quieren de nosotros. Lo que los otros y ellos les gusta. Un mundo heterosexual, cuadrado, machista y feminista, realista y pesimista. Una situación desprovista de emociones más allá de las básicas posibles, sin autocritica solo criticas destructivas para con los demás, sin amor al otro solo egoísmo, con pensamientos, gustos, amores, sueños… etiquetables.
Y en un grito deje de lado la bruma de autocompación que me rodeaba.


No! Les tengo a todos ustedes una mala noticia.

Les dije que yo hacía de mi vida lo que quería, importe o no importe a los demás. Que no quería ser quien soy por los demás. Que no quería definirme como una persona con gustos específicos, solo para que los demás se sientan cómodos con ellos mismo, que no me servía ser para ellos y para los otros, si no para mí mismo. 

Joe

4 comentarios:

  1. Ya solo el título en sí me mata, en serio, me encanta como escribes, como te expresas ¡Todo! Y no seas como los demás, se como quieras ser porque la normalidad apesta!
    Un beso grande

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  2. Lo importante, es que tu seas consciente de lo que quieres y de quien eres. Si lo haces así, te será más facil decirselo a los demás.

    Un beso cielo

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  3. Eso es lo malo de vivir en un mundo que no tiene tiempo para nada ni nadie, sólo para etiquetar lo que vemos.

    Besos.

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  4. El mundo es más bonito de lo que se plasmaba en tu sueño, aún así te mereces un BRAVO!! por tu reflexión final jejeje

    Un beso

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