Por alguna razón en algún punto siempre vuelvo a lo mismo, el recuerdo y no cualquier recuerdo. Esos que de verdad duelen, esos que te hacen llorar de alegría y de tristeza al mismo tiempo.
Todavía me acuerdo cuando yo decía un “te amo” tan sincero que hasta podría dar la vida para tener una nueva oportunidad de pronunciar esas palabras.
Todavía pienso cuando veía a un amigo a la cara y sabía que si me tocara poner las manos en el fuego por esa persona lo haría a pesar de que sabía que no me respondería de la misma manera.
Todavía siento ese mismo vacío que alguna vez cree para que mis sentimientos se explayen todo lo que quieran y no puedan ser escuchados. Para que no me molesten.
Puedo sacar dos cosas positivas y a la vez verle el vaso medio lleno a una tercera.
Todavía pienso y siento. Y recuerdo para no volver a cometer los viejos errores. Pero, cuál fue mi error?
El haber amado, el recordar haberlo hecho, el querer dejar de sentirlo, el no querer pensar más en esas sombras detrás de otras sombras.
O quizás mi error más grande fue obligarme a amar. Y ahora no estoy seguro de si ame alguna vez o no. Ya hace mucho tiempo y no sé cómo se siente eso y no sé cómo pensarlo… Ya no recuerdo.
Y puedo volver a cometer el mismo error.
Sigo palpándome a mí mismo y noto que algo falta. Y no sé qué es.
Por más que me pase la vida preguntando por las calles que es eso que ya no está, eso que se me perdió, nadie me va a dar una respuesta. Aunque la tengan.
Hoy llore al recordar y dolió como nunca. A diferencia de otros momentos u otras vidas no tenía a nadie con quien curar ese dolor.
Pero no estoy solo, tengo personas que pueden hacer ese trabajo y lo harían con gusto. Pero el problema no son ellos, soy yo.
Ya no confío.
Ya no confío en que abrir mi alma para que la cuiden sea la forma de sanar. Solo lo veo como una manera de abrirles la puerta a quienes quieren herirme.
Estoy paranoico.
Palabras como olvidar, recordar, pensar y sentir se quedan sin conceptos, son demasiadas amplias, son un mundo.
Y no puedo pronunciar que es lo que me pasa, porque me siento solo en un mundo de gente y por qué esa gente me tiende una mano y yo las rechazo educadamente haciéndome el que no las veo.
Las manos siguen ahí.
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Hoy no fue un día bajón, pero sí de esos en los que creemos que estamos bien pero apenas bajamos la guardia una ficha cae de nuestro interior. Y derrumba todo. Y tarda en ordenar el caos. Mañana, digamos hoy tengo un día bastante complicado con mis estudios pero ya quiero que pase, quiero estar ocupado el mayor tiempo posible así dejo de sentir y pensar… solo por un pequeño momento.
Besos y gracias por leer mis delirios.
Joe