domingo, 28 de noviembre de 2010

Víctimas de Nuestros Propios Juegos

Hace más de una semana que termine algo que había empezado, como un juego. Algo excitante y nuevo, hermoso y de alguna manera prohibido. Por una vez más decidí dejar de lado esa estúpida moral con la que fui educado y hacer lo que me venía en gana. Pero de alguna manera u otra esa vocecita me seguía molestando y quiera o no influyo mucho en mi forma de actuar. Me sentía perseguido porque sabía que lo que hacíamos no estaba del todo bien o al menos no por ahora. Yo quería esperar a que todo lo que nos podía impedir estar juntos se terminara, el no. Me detengo a pensar que solo era una excusa.
Supuse que estar con el seria como una ráfaga de aire fresco después de algo tan agobiante como una ruptura y otra situación bastante desconcertante como una “relación” por despecho con alguien mucho menor que yo. Pero solo logro despertar cosas que seguramente me había tomado el trabajo de ocultarme. Si, solo a mí porque todo el que me conocía sabia como eran las cosas en realidad y podían ver frente a mí una barrera inmensa junto a mi ego.
Ahora me doy cuenta…cuando me llegan esos mensajes, cuando no y espero que lo hagan. Cuando hablamos y fuera como si nada hubiera pasado. Cuando me enojo conmigo mismo y por extensión con vos por querer recibirlos. Cuando entre los mails ignoro todo aquel que no tenga tu remitente. Y yo a todo esto me pregunto… Me estaré volviendo loco? (pregunta muy frecuente últimamente) O simplemente no puedo dejar de tenerte en mi mente, aun cuando sé que todos los dolores de cabeza que ciertas personas me causaron con sus dichos y entredichos venían de tu parte. Decime ahora…era una forma de llamar mi atención?
En este momento hace exactamente 6 horas que no sé nada de vos. Y yo me digo que si estoy loco. Cuento las horas, los minutos y los segundos como si fuera lo más normal del mundo. Y si, estoy loco porque me hablo a mí mismo como si te estuviera hablando a vos. Si, ya no soy yo mismo, pero me gusta en quien me estoy convirtiendo y creo que eso te lo debo a vos o a la sombra que quedo de vos y a los intentos por hacerte desaparecer.
Simplemente sé que vamos a estar bien… Que este jueguito se nos va a terminar. Para siempre. Y que en poco tiempo vas a dejar de ser el centro de mi mundo  te voy a dejar ir de una vez por todas.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Buenas noticias para la gente a la que le gustan las malas noticias


Me di la vuelta y les dije:

 ¡¡¡Que les importa!!!
¡Yo de mi vida hago lo que quiero! 


 Cerré la puerta de un golpe tan profundo como el desprecio que sentía en ese momento.
¿Por qué es tan difícil entender que no soy como ellos, ni tampoco como los otros?, solo soy yo. Como soy.
Me sumergí en un sueño profundo en el que solo había una línea horizonte, paredes y un suelo de un blanco incandescente, pero además,  solo una persona a mi lado.
Ella era de piel tan oscura como la noche y de unos ojos verdes brillantes…hermosos. Era de estatura mediana, flaca y con una cabellera larga en trenza. Era tan hermosa y tan diferente a mí que resaltaba demasiado en ese lugar desolado. Al segundo ella se hizo el, tan hermoso como antes. De cabello corto, alto como una montaña de cumbres nevadas y de ojos tan azules como los mares. Muy diferente a mí, nos hacía resaltar ante ese vacío insuperable.
El espacio cambio, de pronto un fondo de montaña (tan altas como el), mares inmensamente azules (como el color de sus ojos llenos de esperanza) y el marrón escuro de la tierra (como su pelo) Lo hicieron perderse  a la vista. ¿Ya no estaba? ¿O solo yo me lo había imaginado, tan perfecto, tan diferente a quien era yo o se camuflaba en esa imagen hipnótica del fondo?
El lugar volvió a como era antes, blanco enceguecedor, con solo una línea horizonte que nos mostraba donde debíamos estar. Poco a poco su color se desvanecía. Se convirtió en una silueta, en un ser imposible. Blanco o transparente. Solo el contorno de su piel, como el dibujo de una historieta lo separaba del ambiente. Ya no era el, ni ella. Yo también, cambie. Me convertí en la misma situación inanimada en la que se había transformado.  ¿Por qué? ¿Qué pasaba?
Al final de todo esto, habíamos empezado siendo yo, ante ella, ante él. Frente a un vacío profundo y plano a la vez. Frente a colores iluminados y un paisaje hermoso. Ahora todo era blanco, primero el, luego yo. En ese momento eso que no era ni él ni ella desapareció, solo quede yo, de alguna manera sin forma. No era ni lo que había sido hace mucho tiempo, ni la figura descolorida de hace segundos. Simplemente ya no era.
La línea horizonte que ahora me delimitaba el camino, solo a mí, se difuminaba como si esto fuera la hoja borrador de un dibujante frustrado ante su creación. Borrando parte por parte, ser a ser, línea a línea. Me encontré flotando, ya no había un arriba o un bajo, solo un espacio totalmente imperfecto, tan vacío, inútil, descolorido e inmenso como antes. Ya nada separaba un más allá, todo era acá en este momento. No había nadie que me diga quién era, nadie con quien compararme. Con quien mimetizarme. Ahora era solo yo en un lugar que tampoco me daba cabida a ser yo mismo, porque después de esto ya no había un “yo”. ¿Acaso era alguien, era una persona, un ser, un ente? ¿O ya era una parte del espacio mismo?
Un ente que se pierde en el espacio, que es igual a él, imposible, impenetrable, profundo y plano, real  e insólito. Calmo, tan calmo que era insoportable.
¿Este es el mundo de soledad al que somos confinados los que no queremos ser como los demás? ¿Esto es que nos depara a las personas que no usamos a los demás para ser mejores, o diferentes?
¿Esto significa que sin los demás, aquellos a quienes tanto repudiamos y amamos, no somos nada. Solo espacio?
¿Esto es el lugar infinito pero escaso de posibilidades que se contrapone al caos en el que vivimos siempre?
Me desperté en el mismo lugar donde había comenzado el sueño. Solo pensaba…
No hay lugar para quien yo quiera ser.  Solo importa lo que los demás quieren de nosotros. Lo que los otros y ellos les gusta. Un mundo heterosexual, cuadrado, machista y feminista, realista y pesimista. Una situación desprovista de emociones más allá de las básicas posibles, sin autocritica solo criticas destructivas para con los demás, sin amor al otro solo egoísmo, con pensamientos, gustos, amores, sueños… etiquetables.
Y en un grito deje de lado la bruma de autocompación que me rodeaba.


No! Les tengo a todos ustedes una mala noticia.

Les dije que yo hacía de mi vida lo que quería, importe o no importe a los demás. Que no quería ser quien soy por los demás. Que no quería definirme como una persona con gustos específicos, solo para que los demás se sientan cómodos con ellos mismo, que no me servía ser para ellos y para los otros, si no para mí mismo. 

Joe

lunes, 15 de noviembre de 2010

Carta abstracta a la musa de mi pasado


“En las historias de amor, no hay siempre amor.  A veces no hay ningún te quiero. Y sin embargo queremos”
“Tardes con margaritte” 
Marie-Sabine Roger

Quizás algún día nos fundamos en el espacio que se creaba entre nosotros. Y solo en ese momento volvamos a ser como antes. Quizás ese momento sea tan extenso como una vida de felicidad o tal vez tan efímero como un pestañeo.
Después de haber derramado tantas lágrimas por esa distancia, que no existía pero que estaba igual podremos cambiarle el significado a algo tan doloroso como nuestra indiferencia?. O la mía, porque mis lágrimas se reprimían, se mantenían escondidas y amenazaban con salir con cada respiro. Las tuyas brotaban normalmente y yo me enojaba. Hoy entendes que no podía. No podía dejar que me vieras así. Tenía que ser el fuerte.
Y todo se transformó en algo que no defino que era. Y todo se hizo color sepia como las fotos antiguas. Y vos ya no estabas, yo no quería estar. No lo podía aceptar, era egoísta. Aun lo soy, por eso escribo esto y no te lo digo a la cara. Sé que tus lágrimas van a brotar como siempre y esta vez… ya no soy fuerte. No con vos. Eso me hace hacer esto, cada vez que me acuerdo de tu rostro, de tus ojos. Cada vez que veo un dibujo tuyo, lloro. Creo que es la primera vez que lo asumo. Y eso te va a dar risa, y me vas a decir que vos sabias que yo tenía sentimientos, a pesar de que me dijera a mí mismo lo contrario.

Esto me paso al ver tu rostro, la cantidad de cosas que despertaste en mí. Eras mi musa inspiradora.
Creo que va a pasar mucho tiempo hasta que vuelva a crear así de fácil. Y no era el amor, cuando esto pasó hacía mucho tiempo que ya se había ido. Solo era un querer con todo el sentimiento que podemos darle a la palabra.
 


Yo te abrace y te dije que no digas nada, que no hacía falta. Y esa tarde nació de la nada algo que no me esperaba. Algo nuevo y tan abstracto como lo que había entre nosotros.














 
Una madrugada, en el estado en que estabas, decidí decírtelo e irme. Quería que sepas que tu mirada me acompañaba y lo sigue haciendo. Que en el comienzo de mi viaje estabas como cual ángel de la guarda en cada paso que daba. Ese fue el momento más abstracto de todos. Ya no había un vos y un yo, éramos maniquíes del mundo, siluetas.  En eso me convertí.
  
 
  
“El maniquí, un símbolo del hombre sin sexo, sin historia, sin futuro. Sin prejuicios, sentimientos o companía. Solo en el mundo.”
Giorgio De Chirico


Había contado que me sentía fuera de mí mismo y con falta de inspiración. No podía pintar ni dibujar. Comencé a ver algunas obras mías algo viejas pero que tenían una razón, una historia. Algo detrás, como vos en off, decía su propósito en esta vida. Reconozco que no es lo que mejor  que hice pero si a lo que más sentimiento le puse. No los cree para que sean lindos, solo para plasmar un sentimiento que estuvo y desapareció en un proceso largo y ya lejano.